Nace en Lisboa, en el seno de una familia gallega dedicada al comercio de carbón y queroseno para los hornillos, hecho que le supone su primer contacto con lo que es el mundo de los hidrocarburos, al que dedica gran parte de su actividad empresarial.

Tras varios años en la localidad pontevedresa de Caritel, a la que se traslada con un año de edad tras la muerte de su madre, Manuel Cordo regresa a Lisboa.

Trabaja como administrativo, ayuda a su padre y estudia Comercio en la mejor escuela lisboeta de la época.

Considerado el único verdadero empresario portugués que ha existido en el mundo del petróleo, en 1933 participa en la fundación de la Sociedade Nacional de Petroleo (SONAP), y poco después entra en el complejo petrolífero de Sines. Sus intereses empresariales se extienden por Brasil, Francia, Kenia, Mozambique, África del Sur o Malawi, además de la compañía portuguesa Galp, de la que es uno de los mayores inversores. En el terreno bancario es el presidente o administrador de diversas entidades en Portugal, Francia, Alemania o Brasil.

Gran mecenas de la cultura en Portugal, es propietario de uno de los establecimientos de culto de toda Europa, la Librería Bertrand, en la Rua Garret del Chiado lisboeta.

Siempre comprometido con Galicia, para la que restaura y dona el pazo que hoy es sede del Centro Gallego de Lisboa, además con de la Medalla de Oro, también ha sido distinguido con Medalla de Castelao, además de la Legión de Honor francesa.

Fernando De la Rúa

Córdoba - A Arxentina, 1937

Presidente de la República de Arxentina

Nieto de un emigrante pontevedrés de Bueu, nace en el seno de una familia de clase media de la ciudad argentina de Córdoba.

Abogado de profesión, Fernando de la Rúa tiene un primer contacto con la administración pública durante el mandato del Presidente Arturo Ilía, en la que ejerce como asesor del Ministerio del Interior.

Afiliado a la Unión Cívica Radical (UCR), de la mano de su líder, Ricardo Balbín, su carrera política se desarrolla como senador, antes y después de la Dictadura Militar, y también como diputado.

Tras diversos desencuentros con Raúl Alfonsín, por haber pactado con los peronistas la reforma política, gracias a ella consigue, en 1996, ser el primer alcalde de Buenos Aires elegido por el voto directo de los ciudadanos.

Su imagen como hombre serio, de profundas convicciones democráticas y buen gestor, le permite vencer las novedosas primarias abiertas de la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, constituida por la UCR y el izquierdista FREPASO, y ganar las presidenciales de 1999 a los peronistas.

Al frente del primer gobierno de coalición de la historia de Argentina, accede al poder advirtiendo del fin de los privilegios del cargo y de la impunidad de los corruptos. Pese a ello su mandato está marcado por el desplome económico, que lleva al país al borde la quiebra, la suspensión de pagos y la instauración del famoso corralito.

Tras 8 huelgas generales en menos de dos años, De la Rúa dimite en diciembre de 2001.

Es autor de varios libros sobre tema jurídico.