La directora general de la Agencia Gallega de Desarrollo Rural, Inés Santé, participó en Lugo en el ciclo Luis Asorey sobre el valor del paisaje

La Xunta avanza en la identificación de los sistemas agrarios de alto valor natural para definir el mapa de usos agroforestales de nuestra comunidad

Inés Santé trasladó que la Consellería de Medio Rural contrató ya esta identificación, dando así cumplimiento al establecido por la Ley de recuperación de la tierra agraria

Explicó que el concepto de infraestructura verde está siendo adoptado en las diferentes políticas y estrategias de gestión territorial como un instrumento para asegurar los servicios ecosistémicos requeridos para el bienestar humano y la calidad de vida
 

Lugo, 21 de noviembre de 2022.-

La Xunta trabaja en la identificación de los sistemas agrarios de alto valor natural de Galicia, como parte de las labores del mapa de usos agroforestales. La Consellería de Medio Rural acaba de contratar dicha identificación, dando así cumplimiento a lo establecido por la Ley de recuperación de la tierra agraria de Galicia, en el sentido de que este mapa “analizará e identificará los sistemas agrarios de alto valor natural como base de la infraestructura verde rural”.

 

Así lo explicó la directora general de la Agencia Gallega de Desarrollo Rural, Inés Santé, durante su participación, en Lugo, en el ciclo Luis Asorey sobre “el valor del paisaje”. La directora general añadió que estos trabajos tienen en cuenta la infraestructura verde y los servicios ecosistémicos. Así, ambos se contemplan tanto para hacer dicho mapa de usos como los catálogos de suelos agropecuarios y forestales.

 

Según detalló Inés Sante, la infraestructura verde es definida por la Comisión Europea como una red de zonas naturales y seminaturales y de otros elementos ambientales, planificada de forma estratégica, diseñada y gestionada para la prestación de una extensa gama de servicios ecosistémicos. Desde este punto de vista, los ecosistemas son entendidos como un capital natural que contribuye al bienestar humano mediante un conjunto de funciones con capacidad para proveer servicios, que son producidos cuando estas funciones son utilizadas, de manera consciente o inconsciente, por el ser humano. El concepto de servicio ecosistémico es antropocéntrico, de manera que un bien o servicio que no beneficia el ser humano no es un servicio ecosistémico.

 

Estrategias de gestión territorial

En esta línea, la directora general trasladó que el concepto de infraestructura verde está siendo adoptado de forma creciente en las diferentes políticas y estrategias de gestión territorial como un instrumento para asegurar los servicios ecosistémicos requeridos para el bienestar humano y la calidad de vida.

 

Un ámbito de aplicación inmediata son las políticas agrarias o de desarrollo rural, ya que la capacidad del territorio para la provisión de servicios ecosistémicos puede emplearse para la implantación de medidas agroambientales, así como dar lugar a nuevos sistemas de pago por servicios ecosistémicos. Es decir, pagos a propietarios o gestores de la tierra por proporcionar o proteger estos servicios. Por otra parte, la Comisión Europea propone que la infraestructura verde puede ofrecer soluciones para la prevención del abandono de la tierra agrícola y para minimizar los impactos negativos cuando la tierra agrícola ya está abandonada.

 

Viabilidad económica de la infraestructura verde

Por esto, añadió Santé, la prevención del abandono puede abordarse invirtiendo en un mejor uso y desarrollo de los servicios proporcionados por la infraestructura verde. En estos casos, se puede tener una mayor viabilidad económica explotando el potencial de la infraestructura verde para el turismo o usos multifuncionales, o a través de la financiación de estas zonas con los fondos de la PAC para zonas agrícolas de alto valor natural u otros fondos estructurales europeos.

 

Por último, la directora general valoró que merece una mención específica la combinación de la infraestructura verde con el pastoreo y otros tipos de ganadería de baja intensidad como una forma de uso del suelo que mejora la prevención del fuego y tiene considerables beneficios para la biodiversidad.

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