Intervención del presidente de la Xunta de Galicia en el acto de entrega de las Medallas Castelao 2022

Santiago de Compostela, 28 de junio 2022

Autoridades presentes,
Señoras y señores,
 

La idea que mejor explica el acto que celebramos hoy, fue expresada ya por Alfonso Rodríguez Castelao, el otro gran protagonista de estas medallas. Decía el padre del galleguismo que en la gran obra de Galicia “hay sitio para todos". Galicia es por lo tanto una casa común que todos los gallegos construimos y después todos los gallegos habitamos.

 

Ese hogar que canta nuestro himno cambia con los tiempos, se adapta y se amplía, pero sin perder nunca la capacidad de unir. Dentro de este recinto que va evolucionando, convivimos mujeres y hombres con diferentes ocupaciones y maneras de pensar, pero que nos sentimos parte, de un propósito común.

 

El 28 de junio es una de esas fechas que marcan hito en la historia de un pueblo. Tal día como hoy, en 1936, fue plebiscitado el primer Estatuto de Autonomía de Galicia. Tal día como hoy regresaron los restos de Alfonso Rodríguez Castelao. Y desde 1984, cada 28 de junio como hoy honramos la compatriotas ilustres que contribuyen a engrandecer a Galicia.

 

Aquel Estatuto que nunca entró en vigor, fue una semilla que finalmente dio sus frutos.

 

Galicia pudo configurarse como nacionalidad histórica cuando España se definió como nación democrática. Y Castelao, deja un legado de galleguismo integrador que hace posible el autogobierno “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, parafraseando la célebre máxima de Abraham Lincoln.

 

Ese galleguismo integrador está detrás de la historia de éxito de la Galicia autonómica. Un triunfo que, como parte de nuestro patrimonio colectivo, a todos y todas nos corresponde conservar, impulsar y engrandecer. Así lo hicieron antes aquellos que ocuparon este cargo y entregaron estas medallas. Así lo haré yo ahora, entregándolas, honrado, por primera vez.

 

Somos una democracia plena, afectada desde luego por problemas, y susceptible de mejoras, pero que ya tiene en su palmarés logros innegables y sobre todo logros colectivos.

 

Además de las conquistas materiales que el autogobierno propició o cuando menos estimuló, hace falta subrayar la cohesión social como una conquista decisiva y crucial para el presente y el futuro.

 

Esa Galicia integradora y afectiva se hace presente en cualquier ámbito. Ahora que hogares y familias vuelven a atravesar dificultades en el más básico de su vida cotidiana, se hace más necesario que nunca el servicio público practicado desde la cercanía.

 

Creo en un modelo que no se considere en posesión de las verdades absolutas pero que diga siempre la verdad. Un modelo que escucha y aplica lo escuchado, y que hace suyas las prioridades reales de la gente, y no se parapeta en debates ficticios. Un modelo que gobierne en primera persona del plural: nos esforzamos, nos unimos y superamos juntos las dificultades.

 

A Galicia actual, primero se forjó como un sueño y desde hace cuatro décadas como una comunidad. En ella, dejamos de ser individuos aislados, y formamos parte de una familia amplia en la que todos debemos avanzar juntos.

 

Miramos con orgullo el camino recorrido por nuestros antepasados, con determinación -lo que nos toca en el presente- y con esperanza en la senda de futuro.

 

Igual que estas medallas elogian trayectorias que un día dieron primeros pasos prometedores, hay una Galicia joven –una Galicia libre, enérgica y talentosa— que tiene en su mano la llave de nuestros próximos éxitos como pueblo. Si apostamos por ellos hoy, nos darán nuevas alegrías hoy, pero especialmente en el futuro.

 

En nuestra andadura colectiva no sobra nadie. Nuestra historia desmiente que el orgullo del propio implique una identidad replegada. Al contrario, participamos de la España autonómica y de la Europa unida sin alentar la división. La huella de Galicia es tan amplia, abierta y plural que no merece ser reducida a visiones pequeñas.

 

Cada gallego de entonces y cada gallego de hoy poseen una faceta sin la cual Galicia estaría incompleta.

 

En esa senda participa con un intenso protagonismo Camilo Nogueira, impulsor de tantas causas que hablan de la pluralidad de nuestro pueblo. Camilo Nogueira creyó en las posibilidades transformadoras de la autonomía, cuando eso era algo que suscitaba dudas a muchas personas.

 

He aquí un ejemplo de esa Galicia integradora: No es necesario compartir todas las tesis de una persona para reconocerle los muchísimos méritos que tiene. Yo le entrego esta medalla con la convicción de que estamos ante alguien que contribuyó con todas sus fuerzas a hacernos un poco mejores.

 

Camilo Nogueira siempre obró pensando en el progreso de Galicia. Así, luchó por una tierra incardinada en Europa y tendió la mano a los hermanos portugueses, anticipándose a los numerosos puentes que hoy en día nos unen, pero que no eran tantos hace unos años. Su huella es imprescindible para entender la Galicia actual y su camino de progreso.

 

En el firmamento gallego, Javier Olleros sitúa a las estrellas Michelin y los soles de Repsol. El suyo es uno de los 200 mejores restaurantes de Europa, y es finalista este año 2022 en los premios que nombran al mejor chef del mundo. En la cocina se hace también la nueva Galicia.

La cocina gallega se renueva sin perder raíces, igual que el conjunto de la sociedad gallega. Con él nuestra gastronomía alcanza techos hasta entonces inexplorados pero manteniendo los pies en O Grove, en su Culler de Pau y en el producto gallego.

 

Gracias, Javier, por hacer que tengamos también un país lleno de sabores y por conquistar a tantos a través de uno de nuestras señas de identidad.

 

La Coral Polifónica El Eco de A Coruña resuena desde 1881. En la Galicia de entonces y en la de ahora, cantar era una necesaria expresión colectiva, una forma de manifestar que estamos juntos, y sentir las mismas sensaciones.

 

Pascual Veiga, su fundador, nos dejó como legado la música de nuestro himno y la coral mas antigua de España. Ópera, cantatas, oratorios, opereta, zarzuela, habaneras, música popular y religiosa. He ahí un eco profundo y persistente, sin el que no se entiende el que somos, y al que sin duda le esperan otros 140 años de trayectoria musical.

 

Al final de este acto, cuando cantemos a coro el himno gallego, la composición de Pascual Veiga para el poema de Pondal traerá a Bonaval un eco profundo y persistente, sin el cual es muy difícil de entender lo que somos.

 

No sería posible, en realidad, relatar el palmarés de Pescados Rubén de Burela sin ocupar buena parte de mi intervención.

 

Resumásmoslo diciendo que ellas son el mejor equipo de fútbol sala femenino del mundo, que tienen la mejor jugadora del mundo y uno de los mejores entrenadores del mundo. ¿Qué más se puede decir? Sus triunfos nos hacen recordar que en esa obra gallega en la que todos trabajamos, ocupa un lugar singular en el deporte, pero especialmente en el deporte femenino.

 

Aunque no entre en vuestras vitrinas, podéis presumir del título más importante de todos: la promoción de la igualdad en nuestro deporte. Por cada chica gallega que piense “yo quiero ser como vosotros”, estaremos un paso más cerca de esa meta imprescindible.

 

Y no sabría decirles la edad de Javier Sánchez de Dios, pero seguro que no se corresponde con la vitalidad de este periodista entregado en cuerpo y alma a su profesión. En cada palabra escrita o pronunciada por este hijo de Tui hay una ilusión que no desaparece nunca, y un rigor que siempre sorprende.

 

Por sus teclas y micrófonos pasó la historia de Galicia de las últimas décadas, con sus poncios y avecillas y también gallegos anónimos que conocemos gracias a que él los rescata del anonimato.

 

Todo eso en un lenguaje, a veces más directo y otras muy críptico, para que todo aquel que se dedique a la “cosa pública” en Galicia está obligado a saber descifrar.

 

Así la política, la cocina, la música, el deporte y el periodismo, engrandecen la comunidad de todos.

 

Alfonso Rodríguez Castelao se refería a la Galicia como una obra. Galicia es, efectivamente una obra, pero también es un camino. Un camino que viene de lejos y tiene que llegar muy lejos.

 

La misión de los que caminamos por él en esta altura del siglo XXI es hacerlo cada vez más ancho, cordial y rico en parecer y puntos de vista.

 

En esta edición de las Medallas Castelao galardonamos la ilustres caminantes que, una vez más, representan los gallegos que hacen patria de cada día. Premiándolos, estamos reconociendo un país que está y tiene que seguir en marcha.

 
 

Así lo perciben los millares de peregrinos que se convierten en gallegos honorarios con nuestro Xacobeo. Llegan a una Galicia nueva, pero llegan también la un país de viejas tradiciones que se renueva constantemente.

 

Artífices de esa renovación son estos premiados, a los que doy la enhorabuena en representación de todos los gallegos que os admiran. Vuestra trayectoria brillante es la mejor guía para avanzar por la senda compartida de todos los gallegos. El camino hacia una Galicia mejor.

 
 
Muchas gracias

Imágenes relacionadas